La Nieve

Posted by on Aug 17, 2015

La Nieve

Hay una primera vez para todo! Hay donde esquiar en Australia, pero son pocos los lugares y lejos de las ciudades y sobre todo, son caros. Esto me hizo resolver hacerlo en Sudamérica cuando estuviera estudiando donde iba a pasar el invierno en Santiago muy cerca a la cordillera que tiene pistas de esquí cercanos y…más o menos baratas. Pero ¿cómo hacerlo?

Durante la orientación de la UC a la que asistí, un grupo que se llamaba ‘CAUC’ (Comisión de Acogida de la UC) nos presentó qué se proporciona de actividades para hacerles sentir más acogidos los extranjeros de intercambio en la universidad. CAUC organiza actividades como viajes a lugares conocidos en Chile, fiestas, toures y otras actividades durante los semestres. Creo que la mayoría de los de intercambio se inscribieron! Yo lo hice y una vez que vi el enunciado ‘La Nieve’ reservé un cupo al tiro para participar en eso. Fue un día en la nieve que incluyó el arriendo del equipo de esquí, clases para aquellos que las quisieran (como yo), acceso a las telesillas, una comida y transporte de ida y vuelta desde Santiago. Pero no incluyó la ropa así que fui a una tienda de ropa americana a comprarme pantalones para la nieve más unos guantes baratos y ya estaba listo para arremeter este nuevo desafío!

 

La gente se veía tan linda y elegante bajando con tanta facilidad como si fuera la cosa más natural de la vida, todo veloz y bajo control, un baile líquido de libertad en un mundo congelado.

 

Pero fui muy principiante y si bien las ganas me ayudaron, tuve que ver a los europeos del grupo CAUC que se fueron directamente a las pistas negras para disfrutar de un día entero en un ámbito familiar mientras yo me deslicé de costado diciendo cosas así como ‘la puta madre, qué hijo de puta resbaloso está hueá’ y … les dejo imaginar lo demás. La gente se veía tan linda y elegante bajando con tanta facilidad como si fuera la cosa más natural de la vida, todo veloz y bajo control, un baile líquido de libertad en un mundo congelado. Vi todo desde detrás de la reja del jardín de infantes donde seguí con el profesor unos pocos otros principiantes. Aparte este contraste de lo que hablo no me estoy quejando porque fue mi primera vez y quedó como una emoción que quiero experimentar de nuevo.

 

Cuando el profesor me dijo que le parecí listo para bajar la primera pista, me demostró cómo funcionaba el sistema y me acompañó en mi primera bajada que fue una experiencia bacán, chévere, recopado y no me caí ni una vez! Ni siquiera la segunda! Bueno, obviamente se ve más difícil que en realidad lo es y con esa actitud lo hice por la tercera vez….y como se puede adivinar, me metí en la nieve descubriendo lo que pasa cuando las destrezas que uno tenga no alcanzan controlar la velocidad actual del momento más el terror que te anquilosa cuando este hecho se registra en el cerebro se combinan y hacen que una pierna vaya a la derecha mientras la otra siga derecho – que no es una acción sostenible – terminando unos pocos segundos más tarde tras un vuelo cortito y la sensación fría de la nieve cerca de tus mejillas. Se había comenzado la experiencia.

No era la única persona en su primer día, Paulette, uno de los organizadores del evento, me acompañó en las bajadas, vuelos y caídas junto con otros de capacidades más elevadas que las nuestras. No me quejo de nada y lo haría otra vez con todo gusto aunque ¡OJO, CANSA MUCHO! Agotado es la palabra y los que durante la subida charlaban animadamente se quedaban dormidos en la bajada e incluso yo que ni siquiera podía levantarme la mañana siguiente por dolores de musculos que antes no sabía que existían.